La Unión Europea está a punto de dar un paso más en su escueta pero ridícula lista de leyes para «proteger» a sus ciudadanos en internet. Todo comenzó cuando impuso a Microsoft una millonaria multa en 2009 por intentar colarnos de cualquier manera su Internet Explorer. Una buena idea si no fuera porque llegó tan tarde que Chrome de Google era ya el navegador estándar de facto.
Mención especial para el reglamento de protección de datos o GDPR, que pretendía proteger la privacidad de los usuarios de las grandes corporaciones y ha acabado llenando internet de terribles pop-ups de cookies con una ley que no sólo cada país interpreta de manera distinta, sino que su propia interpretación evoluciona en función del tiempo sin que la ley cambie.
El resultado no sólo no ha supuesto ninguna mejora en la protección de la privacidad de los usuarios, sino que ha reforzado la ventaja de las grandes corporaciones (especialmente americanas) sobre las pequeñas empresas, que han tenido que sumar miles de euros y horas gastadas en asesoramiento legal o adaptación de sitios webs.
Como no hay dos sin tres, el nuevo despropósito de la Unión Europea llegará el próximo mes de mayo, pero ya está comenzando a sentirse. Estamos hablando de la Ley de Mercados Digitales o Digital Markets Act (DMA).
Visto el ridículo de la GDPR -que, por cierto, parecen negarse a reconocer- la DMA se centra en atacar a los denominados «guardianes» de internet, es decir, las plataformas o grandes empresas designadas por la UE en base a unos baremos determinados aleatoriamente.
Entre los agraciados están plataformas de búsqueda como Google, navegadores como Chrome o Safari (ya nadie se acuerda de Internet Explorer), servicios de mensajería como WhatsApp o redes como TikTok, Facebook o Instagram.
¿Qué es la DMA?
La Ley de Mercados Digitales coge a todas estas empresas, denominadas guardianes, y les impone una serie de obligaciones extra mediante legislación adicional. Como en el caso de la GDPR, el objetivo final es proteger al usuario, evitar los monopolios de estas grandes compañías y hacer una economía digital más sostenible y que dé alguna oportunidad a las empresas de la UE.
El resultado, mucho me temo, será el contrario al deseado.
La intención inicial es buena, ya que, entre otros, obliga a estas empresas a:
- Evitar compartir datos entre varias plataformas de la misma empresa
- Asegurar la interoperabilidad de los sistemas con otras aplicaciones de la competencia
- Impedir utilizar sus monopolios en un sector para favorecer otras líneas de negocio
- Luchar contra el «bundling» (agrupamiento) y preinstalación de aplicaciones
La realidad, por lo que estamos viendo, es que estos gigantes tecnológicos cuentan con un nutrido grupo de abogados que, por un lado, se están dedicando a luchar contra la UE y sus criterios a la hora de designarles como guardianes y, por el otro, se han estudiado la ley y la han retorcido tanto que van a imponer reglas con las que salirse con la suya mientras cumplen con la Unión Europea, aunque eso signifique fastidiar al usuario europeo en el camino.
DMA y Apple
Apple ha sido una de las primeras empresas en publicar cómo se adaptará a la DMA, y la solución ofrecida parece que no ha contentado a nadie. Algunas como Spotify ya se han lanzado a criticar lo que consideran una tomadura de pelo.
La propuesta de Apple pasa por crear dos sets de reglas, unas adaptadas a la DMA y las de siempre. Las de siempre seguirán estando disponibles en todo el mundo, mientras que las de la DMA sólo serán para los países de la UE. Los desarrolladores de la UE deberán elegir una u otra.
Estas reglas pasan por permitir marketplaces alternativos, que tendrán que solicitar una licencia especial a Apple que requerirá que presenten un aval bancario de un millón de euros de una institución financiera solvente. Además habrá una comisión para los marketplaces, incluso para las apps gratuitas, aunque los desarrolladores no tendrán que pagarla para el primer millón de instalaciones.
Por si todo esto fuera poco, cada app sólo podrá tener un único binario, por lo que sólo te la podrás instalar desde un marketplace.
En definitiva, las condiciones son tan draconianas que se esperan muy pocos marketplaces alternativos, y muy pocas aplicaciones disponibles a través de ellos.
DMA y Google
Al igual que Apple, las propuestas de Google están llenas de letra pequeña y tampoco tienen contenta a la competencia. La agencia de viajes eDreams ya ha cargado contra ella.
Entre los cambios que Google va a realizar se encuentra retirar su comparador de vuelos de los resultados de viajes, aunque éste seguirá accesible mediante nuevas pastillas en la barra de navegación y con resultados enriquecidos dentro de la navegación.
En resumen, que todo va a cambiar para no cambiar nada.
¿Y ahora qué?
Por supuesto la lucha entre estos guardianes y la Unión Europea acaba de comenzar. Alguna se llevará una multa simbólica por «no cumplir» la DMA, que se recurrirá en la justicia y que variará en función de cada país.
El resultado es que tanto los usuarios europeos como sus empresas seguirán igual de desprotegidos, con un embrollo de términos y condiciones extra a aceptar y una mayor burocracia para trabajar con estos guardianes.