Las hipotecas fijas bonificadas fueron, hasta el estallido inflacionista que ha disparado el Euribor, uno de los tipos de hipotecas en teoría preferibles por los españoles.
A diferencia de una hipoteca variable, donde el interés varía en función de la evolución del Euribor a lo largo de la vida del préstamo, la hipoteca fija te ofrece siempre el mismo tipo, esto es, cuotas idénticas a lo largo de la vida del préstamo.
Este tipo de interés depende de varios factores. En el caso de las hipotecas bonificadas, está sujeto a la contratación de varios productos en tu entidad bancaria. También dependerá de la duración del préstamo, puesto que a mayor duración en años, mayor será el interés.
Las hipotecas fijas bonificadas en febrero de 2024
Actualmente, y con el Euribor en máximos, las hipotecas fijas han dejado de ser atractivas, puesto que ofrecen un interés demasiado elevado, y la posibilidad de que el Euribor continúe subiendo es bastante escasa actualmente.
Es más, se espera que el Banco Central Europeo baje los tipos de interés por primera vez a mediados de año, lo que se traducirá en una bajada del Euribor.
Mejores hipotecas fijas bonificadas
Cambiar una hipoteca variable a fija
Si has aguantado con una hipoteca variable hasta aquí, el interés de cambiarla a estas altura a tipo fijo es más bien escaso. No obstante, Gobierno y Bancos negociaron extender a 2024 el código de buenas prácticas que permiten este cambio de tipo de hipoteca sin comisiones. Como novedad en 2024, se introduce la posibilidad de cambiar a tipo mixto también sin coste.
Hay que señalar que lo que hace este acuerdo es eliminar la comisión de subrogación en el cambio de tipo de hipoteca. Esta comisión no está presente en todas las hipotecas, aunque por ley puede llegar al 2% del capital pendiente durante los diez primeros años y el 1,5% posteriormente.
El cambio de hipoteca variable a fija conlleva otros gastos que no están eliminados por el código de buenas prácticas, como tener que volver a pasar por el notario y gestoría, aunque los bancos suelen asumir ya la mayoría de estos costes. El hipotecado puede tener que asumir, eso sí, los gastos de tasación si la entidad bancaria pide una nueva tasación, algo que puede hacer si la anterior tiene más de dos años o el importe pendiente supera los 300.000 euros.